Infieles



Prostitución Universitaria
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Excesos carnales
Llegaste a tu nueva ciudad, a tu nuevo hogar y conociste el que sería tu barrio por un buen tiempo. Allí nadie te conocía, nadie sabía nada de tí y tampoco les interesabas demasiado. Eras totalmente libre de manejarte como deseabas y no tenías la necesidad de darle explicaciones a nadie. La primer mujer que llegaste a seducir la llevaste a la cama y marcó el comienzo de todo, de una intensa maratón sexual. Una a una amantes de ocasión fueron cayendo, haciéndote gozar del sexo a pleno. Disfrutaste entre sábanas la libertad de vivir solo, de no tener que rendirle cuentas a nadie y de no preocuparte por lo que terceros puedan pensar. Tus vecinos fueron los únicos testigos, siendo ocasionales oyentes de los suspiros, los gemidos y los gritos de placer que con habilidad les robabas. Te invitamos a contarnos como fueron aquellos momentos, en que entre mates, estudios y amigos alternabas con frecuencia amantes de ocasión, ladronas que hábilmente te robaban suspiros de placer.

Encuentros entre hombres
Saber que estabas lejos de tu ciudad donde nadie te conocía, que tenías un lugar sólo para vos y que allí podrías cumplir aquella fantasía que daba vueltas en tu cabeza desde hacía tiempo te mantenía en un estado de excitación constante. En esos momentos de necesidad sexual extrema buscabas la estrategia que te permita dar con el amante perfecto, otro hombre que se entregue a tus deseos y por sobre todas las cosas que sepa mantener los encuentros en secreto. Aunque no te considerabas homosexual, sabías que tu heterosexualidad gozaba de derechos de sentir los placeres que pudiera brindarte otro miembro masculino. Te invitamos a contarnos como fueron aquellos momentos, en los cuales un departamento de estudiante, el baño de la universidad o algún café al paso fueron testigos mudos de calientes prácticas sexuales que compartiste... con otro hombre.

Docente y alumno, una relación prohibida
Desde el día que se presentó como tu profesora te deslumbró con su belleza, su cuerpo empezó a volverse exquisitamente irresistible y notaste en el trato contigo un interés especial. Te volviste un estratega de la conquista, buscaste la oportunidad de verla fuera del ámbito de la universidad y con mucho esmero lo lograste. Encontraste la excusa perfecta casi sin esfuerzo, lograste llevarla a un sitio donde estar más tranquilos y sin tener que desplegar demasiada habilidad pronto se fundían entre besos. Ya sólo quedaba dejarse llevar por el deseo, intensificar el roce de los cuerpos para incrementar la excitación y disfrutar de una escandalosa relación sexual, tan deseada durante tanto tiempo. Te invitamos a contarnos como fueron aquellos momentos, en que tú y tu profesora dejaron de lado por unas horas la educación para entregarse al más intenso placer sexual, convirtiendo cada orgasmo suyo en un grito y cada encuentro en un 10.