Infieles



Mi historia de infidelidad
Encontraste en otra persona lo que tu pareja no pudo o no supo darte. Permitiste que un tercero se ganara tu confianza, te provocara y despertara en tí deseos prohibidos. Disfrutaste de otra piel, de otro cuerpo y en otra cama. Compartiste tu intimidad y ocultaste con esmero los recuerdos del desenfreno y la lujuria. Esquivaste con mentiras las preguntas de quién creía ser "el amor de tu vida", para ocultar los suspiros, los gemidos y los orgasmos que con maestría tu amante te ha robado. Gozaste de una relación sexual clandestina que te dio alas y aplicó una dosis de alegría a tu vida, o que se rió de tí en la cara y tirando de tu cuerpo te sumergió en una angustia intolerable. Si te has tentado y has probado de un fruto ajeno y prohibido, te invitamos a contarnos tu historia y hacernos cómplices compartiendo tu infidelidad.
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Yo, el otro
Te entregaste a los placeres de la carne sabiendo que el corazón de quién robabas tantos orgasmos tenía dueño, o quizás durante un tiempo fuiste un ingenuo más que pensó que en su vida eras su único hombre. Con la destreza de un estratega la otra parte de la reciente relación que estabas manteniendo acomodaba los encuentros sexuales que tenía contigo con las obligaciones propias de una vida en pareja, evitando con esmero la exposición pública a tu lado y los cuestionamientos que de tu curiosidad pudieran surgir. A tus espaldas o ante tus ojos, sin tu consentimiento o con él te estabas convirtiendo en el tercero en discordia. Un tercero por el que pensaba dejarlo todo o por el contrario sólo te utilizaba como la escapatoria perfecta de una vida de pareja en decadencia. Te invitamos a contarnos como fueron aquellos momentos, en que tenías que decidir entre aceptar el compartir tu reciente conquista o exigir la exclusividad absoluta de su cuerpo y de su corazón.
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Yo, la otra
Te entregaste a los placeres de la carne sabiendo que el corazón de quién te robaba tantos orgasmos tenía dueña, o quizás durante un tiempo fuiste una ingenua más que pensó que en su vida eras su única mujer. Con la destreza de un estratega la otra parte de la reciente relación que estabas manteniendo acomodaba los encuentros sexuales que tenía contigo con las obligaciones propias de una vida en pareja, evitando con esmero la exposición pública a tu lado y los cuestionamientos que de tu curiosidad pudieran surgir. A tus espaldas o ante tus ojos, sin tu consentimiento o con él te estabas convirtiendo en la tercera en discordia. Una tercera por la que pensaba dejarlo todo o por el contrario sólo te utilizaba como la escapatoria perfecta de una vida de pareja en decadencia. Te invitamos a contarnos como fueron aquellos momentos, en que tenías que decidir entre aceptar el compartir tu reciente conquista o exigir la exclusividad absoluta de su cuerpo y de su corazón.
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Padre de una mentira
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Hijos del engaño
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La pareja de mi amigo
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La pareja de mi amiga
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Sexo con mi cuñada/o, ¿Fantasía o realidad?
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