Tania Luna (27), primera travesti con documento de mujer en Latinoamérica
Fuente: lanacion.cl
Es actriz y vedette. Mide un metro 80. Tiene cara de niña y un cuerpo que ya quisiera cualquier chica. Nació hombre, pero siempre se sintió mujer. Hace dos años sentó un precedente, cuando la justicia argentina la autorizó a cambiar de identidad, sin haberse sometido a una operación de cambio de sexo. Ahora es dueña de un DNI, en que figura con su nombre femenino.
En diciembre pasado, Tania Luna exhibía orgullosa en los noticieros, el DNI (Documento Nacional de Identidad) que tanto había anhelado. Así, con su nueva identificación en mano, la travesti de un metro 80 de estatura, cara de muñeca y cuerpo curvilíneo, ponía fin a una época en que trámites tan corrientes como un viaje o la firma de un contrato se convertían en un martirio, ya que mostraba su cédula con un nombre que la obligaba a dar explicaciones.
Nacida varón hace 27 años en Mar del Plata, esta actriz y vedette podría haber retirado su documento en abril, pero decidió esperar hasta que la Ley de Identidad de Género, que impulsa la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), entrara a discusión en el Congreso, para reclamarlo, públicamente.
El proyecto reivindica los derechos “trans” y la diversidad sexual, y es consecuencia directa del precedente que sentó Tania, en 2008, cuando consiguió que el juez marplatense Pedro Hooft la reconociera como mujer sin haber pasado por una operación de cambio de sexo y la autorizara a modificar el DNI. Hasta entonces, la justicia argentina admitía sólo que los transexuales se realizaran cirugías "para adecuar su sexo externo a su sexo real" o que, una vez sometidos a intervenciones quirúrgicas, cambiaran sus documentos.
“Simplemente tengo en la mano lo que considero justo. Claro que fue una gran emoción cuando lo obtuve. Pero siempre pensé que debía tenerlo”, comenta Tania, mientras fuma un cigarrillo, en la salita de estar de su departamento. “Sí me gratifica interiormente que otras personas al yo haberlo hecho público, comenzaran a reclamar ese derecho de identidad, porque se les demostró que podían”.
-¿Qué cosas te permitirá hacer el DNI?
-Aparte de votar en la fila de mujeres en las próximas elecciones (presidenciales 2011), porque antes, directamente, no iba a sufragar, me permitirá casarme, adoptar hijos, figurar como madre. O sea, tener los mismos derechos que tiene una mujer.
CHICO-CHICA
Mientras lo usual es que muchas familias les den la espalda a los homosexuales o transexuales, el caso de Tania fue distinto. No sólo la ampararon sus padres, sino que fue su hermana Verónica, abogada, quien la representó. “El apoyo de todos fue vital. Me ayudó a hacer valer mi espacio y a conducirme en la vida de otra manera”.
-¿Te criaste en una familia liberal?
-Diría que mi familia es más bien conservadora. Creo que todo tiene que ver con una base de amor. Mis padres seguramente no quisieron confrontar ni alejarse de un hijo por una individualidad. Para mí, eso debería ser lo normal, porque creo que ante el amor de alguien cercano, no hay prejuicio que tenga validez.
Tania es la cuarta de cinco hermanos. El mayor de ellos (y único hombre) fue el primero que supo su condición y la aceptó. A los 15 años, ella adoptó su nombre actual, que era el que habían pensado sus padres si nacía mujer. Hasta ese momento vivió sintiéndose como chica, pero vestida como niño. “En realidad, como durante mi niñez yo me negaba a cortarme el pelo, me confundían con una nena, entonces el trato que recibía en la calle era ése. Recién en la pubertad, a los 12 ó 13 años, se definió el aspecto, que era masculino. Entonces, nunca sentí eso de ser “varón” ciento por ciento”, dice, con voz grave. Del cuello le cuelga un collar que baja hasta el escote de su polera y revela unos senos “de quirófano” perfectos (se los aumentó cuando tenía 21 años).
-¿Qué pasaba en la escuela?
-La primaria fue espantosa. Recibí muchas burlas. Los chicos son crueles y tienen en la mente lo que se les inculca: temor a lo diferente. Por lo tanto, reaccionan así. Pero en la adolescencia no, porque yo tenía mis sentimientos muy definidos y expresaba hacia adónde quería ir. Entonces, más allá de la inmadurez propia de esa etapa, no iban a atacar aquello que no podían herir. Sabían que para mí no era un defecto, sino una realidad que debían respetar. Entonces tenía amigos y amigas, normalmente.
-En la secundaria, ¿ibas vestida de chica?
-Yo era una especie de personaje casi mujer. Fue una transformación de un año. Además comenzaron a aparecer los pechos debajo de la ropa, porque yo comencé a tomar hormonas.
-¿Y los profesores cómo reaccionaban?
-A diferencia de mis compañeros que lo hacían con absoluta naturalidad y que en el último año comenzaron a decirme “Tania”, los docentes procuraban llamarme por el apellido… para no sentirse incómodos… Los grandes tienen más prejuicios que los chicos.
-¿Y cuál era tu nombre original?
-No lo digo, porque no me gusta. Es parte de mi privacidad. Lo que sí dice es que es que se cuida con la comida, porque de niña fue gordita. “Y como toda gordita, me sentiré gorda toda mi vida. Es el trauma de haber tenido sobrepeso, aunque fue como a los 13 años”.
-¿Te decían “gordito”?
-No, tenían cosas peores para decirme…
NOVIOS
Es la primera vez un que un Estado latinoamericano le reconoce la identidad a una travesti. La trascendencia de esto, además del hecho en sí, es que permitió entender la sexualidad desde tres perspectivas: la identidad sexual (si alguien se reconoce hombre o mujer), la genitalidad (si se tiene órganos sexuales masculinos o femeninos) y la orientación (si a la persona le gustan los hombres o las mujeres). “Lo primero, que es lo que tuvo en cuenta el juez, es lo básico, cómo uno se reconoce. Esto tiene un contenido emocional: cómo la persona siente. Y en estos casos (transexuales), que no son tantos pero no son pocos, la identidad y la genitalidad no concuerdan”, subraya Tania.
-¿Alguna vez te dio rabia mirarte el cuerpo y tener pene?
-No, nunca sentí odio ni rechazo de mí misma. Lo que me molestaba, antes de empezar a tomar hormonas, era no tener pechos. Lo otro (el pene) es algo como ignorado en mí.
-En algún momento, pensaste en operarte, pero no los has hecho. ¿Por qué?
-Porque nunca sentí una verdadera necesidad. Y ahora creo que no lo necesito, porque me siento plena.
-¿Cómo vives una sexualidad plena, si tienes identidad femenina pero genitalidad masculina?
-Es lo único que yo conozco. Puede ser lo que no deseás en algunos casos. O sí. Tengo mi vida sexual a mi manera. Como quiero. Como puedo.
-¿Y eso significa que no te vas a operar nunca?
-Lo voy a considerar en algún momento, pero no tengo esa gran necesidad. No se puede jugar con el cuerpo de las personas, si no es algo indispensable para su vida. Por lo menos, no en mí, que aún no lo siento así.
-Pero a ti te gustan los hombres. Y tú les debes gustar a muchos. Qué pasa en el momento de…
-Siempre hice saber lo que yo soy. Nunca he tenido grupos de amigos ni de trabajo en que no se supiera mi condición de transexual. Entonces, si un hombre se me acerca o si es alguien que está conmigo, es algo que ya sabe, por lo tanto, está muy en el otro cuál es la realidad. Y lo que percibe a ese nivel, fuera de la mujer que ve en lo cotidiano. Sólo él sabe cómo lo vive: bien, mal, con gusto o con disgusto.
-No debe ser fácil…
-No sé. Nadie ve lo que no quiere ver… Y yo no muestro lo que no quiero mostrar…
-¿Es difícil tener novio?
-Sí. Hay muchas cosas que les pueden generar conflictos a las personas a la hora de relacionarse en este plano. La sexualidad es una… Yo creo que alguien puede enamorarse en estas condiciones, pero tiene que aprender algo que una tuvo que asimilar, a lo largo de los años. Adaptarse a esa situación que es nueva, lleva tiempo, porque no se la enseñaron.
-¿Has tenido novios?
-Algunos. Pero nunca he tenido relaciones que hayan durado años.
-Ahora, ¿estás de novia? ¿O estás a la espera de un hombre?
-Espero que llegue en algún momento. Me falta la experiencia de una relación que sea memorable. Aún no tuve esa que marca la vida amorosa.
MUJER
Tania debió someterse a pericias psicológicas y físicas “absolutamente invasivas”, para conseguir un fallo favorable de la justicia argentina. “Tuve que relatar mi vida emocional, sexual, absolutamente en crudo, con preguntas sumamente directas, que estaba obligada a responder”, recuerda. Algo por lo que no le gustaría que otras “trans” tuvieran que pasar.
-¿Y qué concluyeron las pericias?
-Que sicológicamente soy una mujer. Que mi cuerpo está modificado de modo irreversible. Y que soy una persona equilibrada… La gente desconoce que las personas transexuales no tenemos opción.
-¿En qué sentido?
-No se puede modificar la mente. Un transexual tiene que cambiar el cuerpo, para poder realizar plenamente su vida. La persona tiene la necesidad de cambiar. Ese es su problema. El estar así, no a lo que va a llegar. Porque necesita llegar ahí para estar bien. Muchas veces, lamentablemente, por la discriminación que hay en la Argentina, con los riesgos que eso implica, la gente no tiene más alternativa que la prostitución.
-Que no fue tu caso…
-No, yo nunca necesité prostituirme, pero es algo común.
-¿Qué es lo más masculino que hay en ti?
-Mi carácter, cuando me enojo. Soy mucho más explosiva que el resto de las mujeres, frente a una provocación… En general, soy una persona sumamente respetuosa. Sólo levanto la voz si me veo dañada o si me faltan el respeto. Es una reacción muy inmediata.
-¿Y te han faltado el respeto muchas veces?
-No. Y creo que tiene que ver con mi apariencia. Si vos tenés una buena estética sos más respetada que si no. No debería ser así, deberían respetarte como persona. A la mujer heterosexual fea se la respeta, a la transexual, no… O sea, además de existir una ley debería haber un cambio de mentalidad.
ENTRE PLUMAS Y BISTURÍS
Cuando su caso salió a la luz, en 2008, aparte de recibir atención de la prensa, a Tania comenzaron a lloverle los ofrecimientos de trabajo.
Con estudios de teatro desde los 7 años, debutó como vedette en el espectáculo “Moda y Music Hall”, de la mano del productor Roberto Piazza. Luego, la reclutó el popular animador-empresario Gerardo Sofovich, apenas se la presentaron, en un exclusivo restorán al que asiste gente de la farándula trasandina. “Hicimos un espectáculo de varieté, en que yo tenía una rutina de humor”, indica Tania.
También trabajó con José María Muscari (“En la cama”) en “Feizbuk Stars”, una de las versiones en las que el controvertido director muestra su mirada sobre “Facebook”.
En estos días, Tania integra La Revista de Buenos Aires, espectáculo de la coreógrafa Reina Reech, en que se cuentan figuras como las vedettes María Eugenia Ritó y Valeria Archimó, y el cantante de tangos Raúl Lavié.
Próximamente, espera apuntarse a otra pasión: medicina. “Es una carrera que siempre me ha gustado”, dice esta chica que trabajaba en la tienda deportiva de sus padres, en Mar del Plata, antes de hacerse conocida.
Es actriz y vedette. Mide un metro 80. Tiene cara de niña y un cuerpo que ya quisiera cualquier chica. Nació hombre, pero siempre se sintió mujer. Hace dos años sentó un precedente, cuando la justicia argentina la autorizó a cambiar de identidad, sin haberse sometido a una operación de cambio de sexo. Ahora es dueña de un DNI, en que figura con su nombre femenino.
En diciembre pasado, Tania Luna exhibía orgullosa en los noticieros, el DNI (Documento Nacional de Identidad) que tanto había anhelado. Así, con su nueva identificación en mano, la travesti de un metro 80 de estatura, cara de muñeca y cuerpo curvilíneo, ponía fin a una época en que trámites tan corrientes como un viaje o la firma de un contrato se convertían en un martirio, ya que mostraba su cédula con un nombre que la obligaba a dar explicaciones.
Nacida varón hace 27 años en Mar del Plata, esta actriz y vedette podría haber retirado su documento en abril, pero decidió esperar hasta que la Ley de Identidad de Género, que impulsa la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), entrara a discusión en el Congreso, para reclamarlo, públicamente.
El proyecto reivindica los derechos “trans” y la diversidad sexual, y es consecuencia directa del precedente que sentó Tania, en 2008, cuando consiguió que el juez marplatense Pedro Hooft la reconociera como mujer sin haber pasado por una operación de cambio de sexo y la autorizara a modificar el DNI. Hasta entonces, la justicia argentina admitía sólo que los transexuales se realizaran cirugías "para adecuar su sexo externo a su sexo real" o que, una vez sometidos a intervenciones quirúrgicas, cambiaran sus documentos.
“Simplemente tengo en la mano lo que considero justo. Claro que fue una gran emoción cuando lo obtuve. Pero siempre pensé que debía tenerlo”, comenta Tania, mientras fuma un cigarrillo, en la salita de estar de su departamento. “Sí me gratifica interiormente que otras personas al yo haberlo hecho público, comenzaran a reclamar ese derecho de identidad, porque se les demostró que podían”.
-¿Qué cosas te permitirá hacer el DNI?
-Aparte de votar en la fila de mujeres en las próximas elecciones (presidenciales 2011), porque antes, directamente, no iba a sufragar, me permitirá casarme, adoptar hijos, figurar como madre. O sea, tener los mismos derechos que tiene una mujer.
CHICO-CHICA
Mientras lo usual es que muchas familias les den la espalda a los homosexuales o transexuales, el caso de Tania fue distinto. No sólo la ampararon sus padres, sino que fue su hermana Verónica, abogada, quien la representó. “El apoyo de todos fue vital. Me ayudó a hacer valer mi espacio y a conducirme en la vida de otra manera”.
-¿Te criaste en una familia liberal?
-Diría que mi familia es más bien conservadora. Creo que todo tiene que ver con una base de amor. Mis padres seguramente no quisieron confrontar ni alejarse de un hijo por una individualidad. Para mí, eso debería ser lo normal, porque creo que ante el amor de alguien cercano, no hay prejuicio que tenga validez.
Tania es la cuarta de cinco hermanos. El mayor de ellos (y único hombre) fue el primero que supo su condición y la aceptó. A los 15 años, ella adoptó su nombre actual, que era el que habían pensado sus padres si nacía mujer. Hasta ese momento vivió sintiéndose como chica, pero vestida como niño. “En realidad, como durante mi niñez yo me negaba a cortarme el pelo, me confundían con una nena, entonces el trato que recibía en la calle era ése. Recién en la pubertad, a los 12 ó 13 años, se definió el aspecto, que era masculino. Entonces, nunca sentí eso de ser “varón” ciento por ciento”, dice, con voz grave. Del cuello le cuelga un collar que baja hasta el escote de su polera y revela unos senos “de quirófano” perfectos (se los aumentó cuando tenía 21 años).
-¿Qué pasaba en la escuela?
-La primaria fue espantosa. Recibí muchas burlas. Los chicos son crueles y tienen en la mente lo que se les inculca: temor a lo diferente. Por lo tanto, reaccionan así. Pero en la adolescencia no, porque yo tenía mis sentimientos muy definidos y expresaba hacia adónde quería ir. Entonces, más allá de la inmadurez propia de esa etapa, no iban a atacar aquello que no podían herir. Sabían que para mí no era un defecto, sino una realidad que debían respetar. Entonces tenía amigos y amigas, normalmente.
-En la secundaria, ¿ibas vestida de chica?
-Yo era una especie de personaje casi mujer. Fue una transformación de un año. Además comenzaron a aparecer los pechos debajo de la ropa, porque yo comencé a tomar hormonas.
-¿Y los profesores cómo reaccionaban?
-A diferencia de mis compañeros que lo hacían con absoluta naturalidad y que en el último año comenzaron a decirme “Tania”, los docentes procuraban llamarme por el apellido… para no sentirse incómodos… Los grandes tienen más prejuicios que los chicos.
-¿Y cuál era tu nombre original?
-No lo digo, porque no me gusta. Es parte de mi privacidad. Lo que sí dice es que es que se cuida con la comida, porque de niña fue gordita. “Y como toda gordita, me sentiré gorda toda mi vida. Es el trauma de haber tenido sobrepeso, aunque fue como a los 13 años”.
-¿Te decían “gordito”?
-No, tenían cosas peores para decirme…
NOVIOS
Es la primera vez un que un Estado latinoamericano le reconoce la identidad a una travesti. La trascendencia de esto, además del hecho en sí, es que permitió entender la sexualidad desde tres perspectivas: la identidad sexual (si alguien se reconoce hombre o mujer), la genitalidad (si se tiene órganos sexuales masculinos o femeninos) y la orientación (si a la persona le gustan los hombres o las mujeres). “Lo primero, que es lo que tuvo en cuenta el juez, es lo básico, cómo uno se reconoce. Esto tiene un contenido emocional: cómo la persona siente. Y en estos casos (transexuales), que no son tantos pero no son pocos, la identidad y la genitalidad no concuerdan”, subraya Tania.
-¿Alguna vez te dio rabia mirarte el cuerpo y tener pene?
-No, nunca sentí odio ni rechazo de mí misma. Lo que me molestaba, antes de empezar a tomar hormonas, era no tener pechos. Lo otro (el pene) es algo como ignorado en mí.
-En algún momento, pensaste en operarte, pero no los has hecho. ¿Por qué?
-Porque nunca sentí una verdadera necesidad. Y ahora creo que no lo necesito, porque me siento plena.
-¿Cómo vives una sexualidad plena, si tienes identidad femenina pero genitalidad masculina?
-Es lo único que yo conozco. Puede ser lo que no deseás en algunos casos. O sí. Tengo mi vida sexual a mi manera. Como quiero. Como puedo.
-¿Y eso significa que no te vas a operar nunca?
-Lo voy a considerar en algún momento, pero no tengo esa gran necesidad. No se puede jugar con el cuerpo de las personas, si no es algo indispensable para su vida. Por lo menos, no en mí, que aún no lo siento así.
-Pero a ti te gustan los hombres. Y tú les debes gustar a muchos. Qué pasa en el momento de…
-Siempre hice saber lo que yo soy. Nunca he tenido grupos de amigos ni de trabajo en que no se supiera mi condición de transexual. Entonces, si un hombre se me acerca o si es alguien que está conmigo, es algo que ya sabe, por lo tanto, está muy en el otro cuál es la realidad. Y lo que percibe a ese nivel, fuera de la mujer que ve en lo cotidiano. Sólo él sabe cómo lo vive: bien, mal, con gusto o con disgusto.
-No debe ser fácil…
-No sé. Nadie ve lo que no quiere ver… Y yo no muestro lo que no quiero mostrar…
-¿Es difícil tener novio?
-Sí. Hay muchas cosas que les pueden generar conflictos a las personas a la hora de relacionarse en este plano. La sexualidad es una… Yo creo que alguien puede enamorarse en estas condiciones, pero tiene que aprender algo que una tuvo que asimilar, a lo largo de los años. Adaptarse a esa situación que es nueva, lleva tiempo, porque no se la enseñaron.
-¿Has tenido novios?
-Algunos. Pero nunca he tenido relaciones que hayan durado años.
-Ahora, ¿estás de novia? ¿O estás a la espera de un hombre?
-Espero que llegue en algún momento. Me falta la experiencia de una relación que sea memorable. Aún no tuve esa que marca la vida amorosa.
MUJER
Tania debió someterse a pericias psicológicas y físicas “absolutamente invasivas”, para conseguir un fallo favorable de la justicia argentina. “Tuve que relatar mi vida emocional, sexual, absolutamente en crudo, con preguntas sumamente directas, que estaba obligada a responder”, recuerda. Algo por lo que no le gustaría que otras “trans” tuvieran que pasar.
-¿Y qué concluyeron las pericias?
-Que sicológicamente soy una mujer. Que mi cuerpo está modificado de modo irreversible. Y que soy una persona equilibrada… La gente desconoce que las personas transexuales no tenemos opción.
-¿En qué sentido?
-No se puede modificar la mente. Un transexual tiene que cambiar el cuerpo, para poder realizar plenamente su vida. La persona tiene la necesidad de cambiar. Ese es su problema. El estar así, no a lo que va a llegar. Porque necesita llegar ahí para estar bien. Muchas veces, lamentablemente, por la discriminación que hay en la Argentina, con los riesgos que eso implica, la gente no tiene más alternativa que la prostitución.
-Que no fue tu caso…
-No, yo nunca necesité prostituirme, pero es algo común.
-¿Qué es lo más masculino que hay en ti?
-Mi carácter, cuando me enojo. Soy mucho más explosiva que el resto de las mujeres, frente a una provocación… En general, soy una persona sumamente respetuosa. Sólo levanto la voz si me veo dañada o si me faltan el respeto. Es una reacción muy inmediata.
-¿Y te han faltado el respeto muchas veces?
-No. Y creo que tiene que ver con mi apariencia. Si vos tenés una buena estética sos más respetada que si no. No debería ser así, deberían respetarte como persona. A la mujer heterosexual fea se la respeta, a la transexual, no… O sea, además de existir una ley debería haber un cambio de mentalidad.
ENTRE PLUMAS Y BISTURÍS
Cuando su caso salió a la luz, en 2008, aparte de recibir atención de la prensa, a Tania comenzaron a lloverle los ofrecimientos de trabajo.
Con estudios de teatro desde los 7 años, debutó como vedette en el espectáculo “Moda y Music Hall”, de la mano del productor Roberto Piazza. Luego, la reclutó el popular animador-empresario Gerardo Sofovich, apenas se la presentaron, en un exclusivo restorán al que asiste gente de la farándula trasandina. “Hicimos un espectáculo de varieté, en que yo tenía una rutina de humor”, indica Tania.
También trabajó con José María Muscari (“En la cama”) en “Feizbuk Stars”, una de las versiones en las que el controvertido director muestra su mirada sobre “Facebook”.
En estos días, Tania integra La Revista de Buenos Aires, espectáculo de la coreógrafa Reina Reech, en que se cuentan figuras como las vedettes María Eugenia Ritó y Valeria Archimó, y el cantante de tangos Raúl Lavié.
Próximamente, espera apuntarse a otra pasión: medicina. “Es una carrera que siempre me ha gustado”, dice esta chica que trabajaba en la tienda deportiva de sus padres, en Mar del Plata, antes de hacerse conocida.
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