Infieles

¿Arte o pornografía?

Fuente: losandes.com.ar
Hace unos días Cinthia Fernández, bailando en el programa de Tinelli, quedó totalmente sin ropas, como Dios la mandó al mundo. Las disculpas ofrecidas por los productores del programa, sonaron a falsedad, no convencieron a nadie. Aún más, las disculpas nos dejaron la seguridad de que esto apenas comenzaba. Que en ediciones posteriores, la apuesta sería mayor. Que no habría un solo desnudo sino varios o más picantes y pornográficos.

Muchos se espantaron. Otros dijeron que cada uno era libre de seguir viendo el programa o cambiar de canal y la mayoría, opinó que era bueno seguirlo viendo, ya que el rating llegó a 27,3 puntos, el más alto de la televisión argentina.

No me voy a poner en moralista ni voy a negar lo que a la mayoría de los hombres nos gusta, ver un hermoso cuerpo de mujer en todos sus detalles, sin guardar nada. Sin embargo soy de los convencidos de que la televisión, como la radio, entran a la casa de cada uno de nosotros sin pedir permiso y es vista o escuchada por todos, mayores y menores. Aquí es donde debemos detenernos.

No es bueno que ese erotismo o esa pornografía pueda ser vista por menores de edad, sin formación suficiente para distinguir el arte de lo pornográfíco. Si programas como ése van a ser modelo para nuestros jóvenes, tenebroso será el futuro de nuestra juventud, deficiente su formación moral y, seguramente, camino propicio para el desvío y adopción de prácticas reñidas con la moral y el bueno gusto.

Si bien existe la libertad de prensa y expresión, creo que el Estado debe intervenir de algún modo para limitar presentaciones que no hacen ningún bien y que, por el contrario, desvían la formación moral de nuestra juventud.

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