Orgías para turistas, el negocio más perverso
Fuente: 24con.com
El turismo sexual funciona como un "gancho" irresistible para viajeros con dinero. Cada vez las piden más "niñas y obedientes" a cambio de una paga miserable.
Cada tanto desaparecen. Algunas veces llegan a tiempo y las rescatan. Descuidadas muchas caminan desde el conurbano y esperan cruzar la General Paz. Esperan un milagro del otro del Gran Buenos Aires. Un toque de gracia. Otras son arrastradas desde el interior, especialmente de Misiones. El señuelo suele ser un aviso de trabajo, una esperanza de cambio, un encuentro que los saque del destino ausente. No tienen boleto, ni nada. Y buscan que alguien las transporte. Un camino de ida. Precoces, buscan monedas, alguna mirada. Que alguien las tenga en cuenta. Servir para algo. Para alguien.
Enfrente, recién llegando, hay turistas con bolsillos verdes y cámaras colgadas y gorros exóticos y pieles sin sol. Miran como en un safari por el África y se mueven todos juntos, con cierta torpeza, por rareza, por miedo, o porque suponen que son menos visibles. En el puerto, en Ezeiza, Aeroparque o la Terminal de Ómnibus los están esperando. Son organizaciones (empresas) que les ofrecen, como parte del tur (del recorrido) por la Argentina, hacer Turismo Sexual.
No es nuevo este negocio: en algunos países de Europa el Tour Sexual se vende como pan caliente. Contactos, Internet, hoteles y hasta por las calles se ofrece sexo ilegal. A medida del bolsillo del turista, hay jóvenes y niños, listos para ser “usados” (y hasta fotografiados) a cambio de una paga miserable.
Dicen que en Medio Oriente es peor. No lo sé.
Lo cierto es que hace un tiempo atrás, tuve el extraño privilegio de infiltrarme en una organización en la provincia de Misiones que organizaba “fiestas sexuales especialmente para turistas”. Extranjeros que entre una Catarata y la otra (Garganta del diablo) se hacían un tiempo para tener sus orgías. Y le conseguían “menores muy lindas y obedientes (..) en una casa con pileta, champán y droga”.
En esa oportunidad llegué a entrevistar a los capos esa organización: recuerdo que había un árabe entre ellos, y me llevaron hasta donde supuestamente sería la fiesta. Era una mansión asiática.
La idea, en la investigación periodística, era (probada la existencia y la ilegalidad de esta organización) “romper en la fiesta” con la justicia y desbaratar la banda. Lamentablemente, “los costos de producción” (de la investigación) y algunos detalles que no pudimos concretar impidieron rematar la historia. Y a esa banda.
En otra oportunidad, luego de denunciar varios prostíbulos en Misiones, (preparados especialmente para extranjeros), nos enteramos de las múltiples desapariciones de chicas de varias localidades de la misma provincia. La pista (y los clientes denunciantes y arrepentidos) nos llevó hasta un local cordobés de Alcira Gigena, una localidad cercana a Río Cuarto, en Córdoba, en donde tenían secuestradas no menos de 30 jóvenes misioneras. Había complicidad de las autoridades, por supuesto, y la mayoría de los clientes eran importantes hacendados y extranjeros. En este caso, las esclavas sexuales fueron liberadas y, quien regenteaba el prostíbulo aún está preso.
Mientras tanto, algunos de estos extranjeros que, por estos días viajaba a Santa Fe, habían comprado un tour que incluía una visita a un típico local santafesino. Un agente de turismo consultado por 24CON -que no quiso dar su nombre- dijo que “algunos vienen como desesperados por el tour sexual (..) Otros, en cambio, lo piden al segundo o tercer día de su estadía”. Por pudor o desconfianza este tour iba directo a una “whiskería” de Santa Fe que venía siendo investigada por Gendarmería por la denuncia de que allí levaban menores a extranjeros.
Por suerte, en este caso, los gendarmes llegaron antes que la comitiva internacional y rescataron a “una joven de 18 años a partir de la denuncia que hizo su novio”. En la denuncia detalló que “la chica viajo desde Posadas (Misiones) hasta Marcos Juárez (Córdoba) para trabajar como mucama en un hotel de la ciudad. Pero por la fuerza fue trasladada y bajo amenazas obligada a prostituirse en el burdel de la localidad de Santa Fe. En solo 15 horas desde la recepción de la denuncia, se logró rescatar a la menor, detener a 2 personas mayores de edad, secuestrar armas, dinero, agendas, teléfonos celulares y elementos de interés para la causa, quedando todo a disposición de la Justicia de la Ciudad de Rosario. El dueño del lugar y su mujer están detenidos.”
Así “tras efectuar el allanamiento se detuvo a dos mayores de edad y encontró a una joven de 18 años oriunda de la provincia de Misiones. Ocurrió en la localidad santafesina de Las Rosas. El personal del Escuadrón Rosario - Victoria le suministro valiosa información al Juez Federal de la ciudad de Rosario, quien ordeno el allanamiento en el local ubicado a la vera de la Ruta Nacional 178”.
Pero no siempre hay un final feliz. En las últimas horas, Viviana Caminos de la Red Nacional “Alto al tráfico y la trata” denunció el abuso sexual de dos chicas que habían sido “secuestradas y alcoholizadas” durante una fiesta. Aún no está probado de que se trate de un Tour sexual. Pero se parece. Las niñas de 14 y 15 años fueron reclutadas en el un barrio vulnerable del conurbano bonaerense y trasladadas hasta la quinta para la “fiesta sexual”. Un bolichero nocturno, de la localidad de Virrey del Pino, sería el responsable de la organización de esta reunión y de mantener “cautivas en una quinta a las chicas”. Los familiares de las menores son “personas de extrema pobreza y con muchas limitaciones”, dijo Caminos.
No se sabe si hubo extranjeros en este caso. Pero el esquema se repite: la necesidad extrema suele encontrarse con las falsas promesas de quienes pagan sin hablar. El abuso sexual no necesita traducción.
El turismo sexual funciona como un "gancho" irresistible para viajeros con dinero. Cada vez las piden más "niñas y obedientes" a cambio de una paga miserable.
Cada tanto desaparecen. Algunas veces llegan a tiempo y las rescatan. Descuidadas muchas caminan desde el conurbano y esperan cruzar la General Paz. Esperan un milagro del otro del Gran Buenos Aires. Un toque de gracia. Otras son arrastradas desde el interior, especialmente de Misiones. El señuelo suele ser un aviso de trabajo, una esperanza de cambio, un encuentro que los saque del destino ausente. No tienen boleto, ni nada. Y buscan que alguien las transporte. Un camino de ida. Precoces, buscan monedas, alguna mirada. Que alguien las tenga en cuenta. Servir para algo. Para alguien.
Enfrente, recién llegando, hay turistas con bolsillos verdes y cámaras colgadas y gorros exóticos y pieles sin sol. Miran como en un safari por el África y se mueven todos juntos, con cierta torpeza, por rareza, por miedo, o porque suponen que son menos visibles. En el puerto, en Ezeiza, Aeroparque o la Terminal de Ómnibus los están esperando. Son organizaciones (empresas) que les ofrecen, como parte del tur (del recorrido) por la Argentina, hacer Turismo Sexual.
No es nuevo este negocio: en algunos países de Europa el Tour Sexual se vende como pan caliente. Contactos, Internet, hoteles y hasta por las calles se ofrece sexo ilegal. A medida del bolsillo del turista, hay jóvenes y niños, listos para ser “usados” (y hasta fotografiados) a cambio de una paga miserable.
Dicen que en Medio Oriente es peor. No lo sé.
Lo cierto es que hace un tiempo atrás, tuve el extraño privilegio de infiltrarme en una organización en la provincia de Misiones que organizaba “fiestas sexuales especialmente para turistas”. Extranjeros que entre una Catarata y la otra (Garganta del diablo) se hacían un tiempo para tener sus orgías. Y le conseguían “menores muy lindas y obedientes (..) en una casa con pileta, champán y droga”.
En esa oportunidad llegué a entrevistar a los capos esa organización: recuerdo que había un árabe entre ellos, y me llevaron hasta donde supuestamente sería la fiesta. Era una mansión asiática.
La idea, en la investigación periodística, era (probada la existencia y la ilegalidad de esta organización) “romper en la fiesta” con la justicia y desbaratar la banda. Lamentablemente, “los costos de producción” (de la investigación) y algunos detalles que no pudimos concretar impidieron rematar la historia. Y a esa banda.
En otra oportunidad, luego de denunciar varios prostíbulos en Misiones, (preparados especialmente para extranjeros), nos enteramos de las múltiples desapariciones de chicas de varias localidades de la misma provincia. La pista (y los clientes denunciantes y arrepentidos) nos llevó hasta un local cordobés de Alcira Gigena, una localidad cercana a Río Cuarto, en Córdoba, en donde tenían secuestradas no menos de 30 jóvenes misioneras. Había complicidad de las autoridades, por supuesto, y la mayoría de los clientes eran importantes hacendados y extranjeros. En este caso, las esclavas sexuales fueron liberadas y, quien regenteaba el prostíbulo aún está preso.
Mientras tanto, algunos de estos extranjeros que, por estos días viajaba a Santa Fe, habían comprado un tour que incluía una visita a un típico local santafesino. Un agente de turismo consultado por 24CON -que no quiso dar su nombre- dijo que “algunos vienen como desesperados por el tour sexual (..) Otros, en cambio, lo piden al segundo o tercer día de su estadía”. Por pudor o desconfianza este tour iba directo a una “whiskería” de Santa Fe que venía siendo investigada por Gendarmería por la denuncia de que allí levaban menores a extranjeros.
Por suerte, en este caso, los gendarmes llegaron antes que la comitiva internacional y rescataron a “una joven de 18 años a partir de la denuncia que hizo su novio”. En la denuncia detalló que “la chica viajo desde Posadas (Misiones) hasta Marcos Juárez (Córdoba) para trabajar como mucama en un hotel de la ciudad. Pero por la fuerza fue trasladada y bajo amenazas obligada a prostituirse en el burdel de la localidad de Santa Fe. En solo 15 horas desde la recepción de la denuncia, se logró rescatar a la menor, detener a 2 personas mayores de edad, secuestrar armas, dinero, agendas, teléfonos celulares y elementos de interés para la causa, quedando todo a disposición de la Justicia de la Ciudad de Rosario. El dueño del lugar y su mujer están detenidos.”
Así “tras efectuar el allanamiento se detuvo a dos mayores de edad y encontró a una joven de 18 años oriunda de la provincia de Misiones. Ocurrió en la localidad santafesina de Las Rosas. El personal del Escuadrón Rosario - Victoria le suministro valiosa información al Juez Federal de la ciudad de Rosario, quien ordeno el allanamiento en el local ubicado a la vera de la Ruta Nacional 178”.
Pero no siempre hay un final feliz. En las últimas horas, Viviana Caminos de la Red Nacional “Alto al tráfico y la trata” denunció el abuso sexual de dos chicas que habían sido “secuestradas y alcoholizadas” durante una fiesta. Aún no está probado de que se trate de un Tour sexual. Pero se parece. Las niñas de 14 y 15 años fueron reclutadas en el un barrio vulnerable del conurbano bonaerense y trasladadas hasta la quinta para la “fiesta sexual”. Un bolichero nocturno, de la localidad de Virrey del Pino, sería el responsable de la organización de esta reunión y de mantener “cautivas en una quinta a las chicas”. Los familiares de las menores son “personas de extrema pobreza y con muchas limitaciones”, dijo Caminos.
No se sabe si hubo extranjeros en este caso. Pero el esquema se repite: la necesidad extrema suele encontrarse con las falsas promesas de quienes pagan sin hablar. El abuso sexual no necesita traducción.
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