Infieles

Sexoadictos incurables

Fuente: larepublica.pe
Un problema que la ciencia recién comienza a tomar en serio. La ciencia los llama “sexoadictos”, pero el habla popular les dice simplemente “pipiléctricos”. Se trata de una condición en la que el sexo se vuelve la única razón de vivir.

Una reveladora biografía de Warren Beatty contó hace unos días que el célebre actor de Bugsy había tenido relaciones sexuales con 12,775 mujeres a lo largo de su vida.

Antes que se ponga verde de envidia, querido lector, debemos decirle que esa enfermiza obsesión de Beatty provocó el derrumbe de su carrera y la destrucción de su vida familiar.

Lo mismo le ocurrió a David Duchivny, el protagonista de X Files, que tuvo que ir a tratamiento de rehabilitación para salvar su matrimonio. Y qué decir de Tiger Woods o de Gene Simos, que han visto peligrar sus carreras, sus vidas y hasta la relación con sus fans por su obsesivo comportamiento sexual.

Pero, ¿es el sexo compulsivo una adicción o simplemente un comportamiento obsesivo? Lo cierto es que el acto sexual puede crear una necesidad compulsiva -como el alcohol o tabaco- y que su privación provoca en la persona efectos nocivos, físicos y mentales.

“Sí es una enfermedad y existe realmente”, dijo hace poco a la BBC el doctor Andrés Flores-Colombino, expresidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual.

Los expertos afirman que la adicción sexual es un trastorno grave que, se cree, afecta a una de cada 20 personas. Pero, claro, no es una adicción química como la del alcohol o cocaína, sino tiene que ver con la práctica, más o menos como la ludopatía, que es la compulsión obsesiva por el juego.

Según el doctor Flores-Colombino “es un comportamiento que tiene todas las características de una adicción química”.

“Es decir, tiene los tres elementos clásicos: la compulsión para conseguir la ‘droga’, la frustración cuando no se consigue y una dependencia psíquica y química”, señala.

E igual que en la adicción al juego, se cree que está involucrado un elemento bioquímico relacionado a la liberación de dopamina en el cerebro.

Lo más grave, es que un adicto sexual (suele hablarse de hombres, pero también hay adictas sexuales) es incapaz de mantener un sistema de valores o compromisos de tipo social o familiar, por lo que suele caer fácilmente en la promiscuidad, poniendo en grave riesgo incluso su salud y seguridad.

Sea adicción o conducta compulsiva, la realidad -afirman los expertos- es que el sexo no debería ser una obsesión y que debería practicarse, en lo posible, en la seguridad de una relación.

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