La "pulsera del sexo", bajo sospecha mortal en Brasil
Fuente: diariodecuyo.com.ar
Los aros de plástico que se usan de pulsera y están de moda entre los adolescentes son parte de un juego sexual, que puede haber ocasionado violaciones y hasta asesinatos.
Varias ciudades brasileñas han prohibido el uso de las "pulseras del sexo" en menores de 18 años, ante violaciones y hasta dos casos de asesinato ocurridos en los últimos días. Se trata de pulseritas de plástico que, según su color, tienen diferentes significados sexuales.
Las pulseritas plásticas de colores se usan en un juego que consiste en romper la pulsera de algún chico o chica y realizar lo que ese color indique. De esa forma, quien rompe una pulsera amarilla tiene derecho a un abrazo de quien llevaba esa tirita de color en su muñeca. Quien rompe la naranja, debe recibir un beso en la boca; la roja, una danza erótica; la rosa, la exhibición de una parte íntima del cuerpo, y la negra, a una relación sexual.
La cuestión es que hay chicos que, como en Argentina, simplemente usan esas pulseras por moda, ignorando el significado sexual que le aplican quienes conocen las reglas de ese juego que puede resultar peligroso. A fines del mes pasado, una niña de 13 años denunció que cuatro adolescentes la habían violado en el estado de Paraná (Sur de Brasil), tras percibir que la chica portaba pulseras negras, que le quitaron a la fuerza. El episodio ocurrió en la ciudad de Londrina, donde la Justicia prohibió el uso y la venta de las pulseras a menores de 18 años, tras vincular esa moda con algunos delitos contra jóvenes.
Además, recomendó a padres y directores de centros de estudio que se prohiba a niños y adolescentes usar en cualquier ambiente estas coloridas pulseras. Según uno de los acusados de la supuesta violación en esa ciudad, aquella relación sexual fue consentida por la presunta víctima.
La situación tomó un rumbo más grave la semana pasada cuando la policía del estado de Amazonas expresó sus sospechas de que los asesinatos de dos chicas adolescentes en Manaos (la capital) estuvieran relacionados con el uso de las pulseras. Al lado de los cadáveres de las dos víctimas, uno de ellos hallado en un hotel, fueron encontradas pulseras que habían sido rotas.
Manaos y Dourados (Mato Grosso do Sul), se sumaron esta semana a la iniciativa de las ciudades de Maringá (Paraná), Navegantes (estado sureño de Santa Catarina) y Londrina, de prohibir el uso de las pulseras, una moda que los jóvenes brasileños "importaron" en 2009 de Europa y EEUU.
La Secretaría de Educación de Manaos, primera capital regional en pronunciarse, anunció el martes pasado que el uso de las pulseras está prohibido en las escuelas públicas municipales, que cuentan con cerca de 240.000 alumnos. Según el secretario de Educación, Vicente Nogueira, se trata de una medida de precaución, ya que hasta ahora no ha sido registrado en las escuelas ningún caso de agresión por el uso de las pulseras. "Queremos que los directores de las escuelas orienten a los alumnos sobre la connotación de las pulseras", afirma el funcionario.
Como muchos de los menores cumplen la norma y se quitan las pulseras durante el horario escolar pero se las vuelven a poner cuando salen de la escuela, algunas ciudades, como Curitiba y Cascavel, estudian la posibilidad de ir más lejos y prohibir la venta de estas pulseras, cuyo uso se expande por tratarse de un artículo barato.
Los aros de plástico que se usan de pulsera y están de moda entre los adolescentes son parte de un juego sexual, que puede haber ocasionado violaciones y hasta asesinatos.
Varias ciudades brasileñas han prohibido el uso de las "pulseras del sexo" en menores de 18 años, ante violaciones y hasta dos casos de asesinato ocurridos en los últimos días. Se trata de pulseritas de plástico que, según su color, tienen diferentes significados sexuales.
Las pulseritas plásticas de colores se usan en un juego que consiste en romper la pulsera de algún chico o chica y realizar lo que ese color indique. De esa forma, quien rompe una pulsera amarilla tiene derecho a un abrazo de quien llevaba esa tirita de color en su muñeca. Quien rompe la naranja, debe recibir un beso en la boca; la roja, una danza erótica; la rosa, la exhibición de una parte íntima del cuerpo, y la negra, a una relación sexual.
La cuestión es que hay chicos que, como en Argentina, simplemente usan esas pulseras por moda, ignorando el significado sexual que le aplican quienes conocen las reglas de ese juego que puede resultar peligroso. A fines del mes pasado, una niña de 13 años denunció que cuatro adolescentes la habían violado en el estado de Paraná (Sur de Brasil), tras percibir que la chica portaba pulseras negras, que le quitaron a la fuerza. El episodio ocurrió en la ciudad de Londrina, donde la Justicia prohibió el uso y la venta de las pulseras a menores de 18 años, tras vincular esa moda con algunos delitos contra jóvenes.
Además, recomendó a padres y directores de centros de estudio que se prohiba a niños y adolescentes usar en cualquier ambiente estas coloridas pulseras. Según uno de los acusados de la supuesta violación en esa ciudad, aquella relación sexual fue consentida por la presunta víctima.
La situación tomó un rumbo más grave la semana pasada cuando la policía del estado de Amazonas expresó sus sospechas de que los asesinatos de dos chicas adolescentes en Manaos (la capital) estuvieran relacionados con el uso de las pulseras. Al lado de los cadáveres de las dos víctimas, uno de ellos hallado en un hotel, fueron encontradas pulseras que habían sido rotas.
Manaos y Dourados (Mato Grosso do Sul), se sumaron esta semana a la iniciativa de las ciudades de Maringá (Paraná), Navegantes (estado sureño de Santa Catarina) y Londrina, de prohibir el uso de las pulseras, una moda que los jóvenes brasileños "importaron" en 2009 de Europa y EEUU.
La Secretaría de Educación de Manaos, primera capital regional en pronunciarse, anunció el martes pasado que el uso de las pulseras está prohibido en las escuelas públicas municipales, que cuentan con cerca de 240.000 alumnos. Según el secretario de Educación, Vicente Nogueira, se trata de una medida de precaución, ya que hasta ahora no ha sido registrado en las escuelas ningún caso de agresión por el uso de las pulseras. "Queremos que los directores de las escuelas orienten a los alumnos sobre la connotación de las pulseras", afirma el funcionario.
Como muchos de los menores cumplen la norma y se quitan las pulseras durante el horario escolar pero se las vuelven a poner cuando salen de la escuela, algunas ciudades, como Curitiba y Cascavel, estudian la posibilidad de ir más lejos y prohibir la venta de estas pulseras, cuyo uso se expande por tratarse de un artículo barato.
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