Un recorrido en clave erótica por Buenos Aires
Fuente: clarin.com
Antiguos prostíbulos, boliches gay y la zona roja son mostrados por un guía travesti.
Decididas a festejar un cumpleaños "distinto", Marta, Magdalena y Patricia se anotaron en un tour poco convencional: Buenos Aires Erótica. Y terminaron comparando tamaños y texturas de accesorios en un sex shop del microcentro. No son las únicas. Del micro que recorre puntos emblemáticos del sexo urbano bajan 45 personas; la mayoría, mujeres, y ningún extranjero.
Matrimonios, grupos de amigas y señores mayores escuchan las explicaciones didácticas sobre la historia del erotismo porteño. "¿Vamos a hacer algo más, aparte de escuchar?" Una pasajera rompe el clima de estudiantina. Es Ariana Cano, "pseudo locutora, pseudo mujer", que toma el micrófono, acomoda su estola y le cambia el tono "académico" al circuito.
¿Cuál es la diferencia entre un travesti y un transexual? ¿En los lugares swingers es obligatorio ir con pareja? ¿Hay más de una movida gay? Para todos Ariana tiene respuestas. Abunda en referencias personales y palabras crudas. "La idea es que la gente conozca todas las formas de pensar y vivir el sexo, y que no se juzgue a nadie", le dice a Clarín, mientras el micro se detiene en la calle Aroma, frente al Ministerio de Salud.
"En el siglo XIX, para satisfacer la demanda de tanto inmigrante solo, se armó una red de prostitución con chicas polacas y francesas que trabajaban en este estacionamiento", dice Diego Ziggioto, el guía de Ayres Viajes, que organiza el sex tour.
Parada en Florida y Corrientes. Hay que bajar a un subsuelo y entrar en el mundo de los mil y un complementos de un sex shop. "¿Me irá esta tanga?", le pregunta divertida Aída a Mario. "Llevamos 43 años de casados, esto es regalo de nuestros hijos", cuentan. En otra punta, un grupo de mujeres se toma la visita en serio. "Preguntan casi siempre por geles íntimos, saborizados y para pieles sensibles", señala Guillermo, encargado del local.
El recorrido sigue por uno de los primeros boliches gays, Contramano, en Rodríguez Peña y Marcelo T. de Alvear, "un lugar tranqui, para hombres mayores de 40", acota Ariana. La guía bautiza la avenida Santa Fe, entre Callao y Pueyrredón, como "la Avenida del Trabajo, por la cantidad de taxi boys que van y vienen durante la noche".
La excursión sigue. Del clásico Golden (strippers para mujeres) a lugares de touch & go (toco y me voy), como el cine porno de Esmeralda y Lavalle donde se practica el sexo express. Después de cantarle el feliz cumpleaños a Marta, Ariana logra que su platea la escuche en silencio. Su clase sobre el Club de Osos, en Humberto Primo y Entre Ríos, "exclusivo para hombres grandotes con barba candado y bien peludos, ideales para cazadores flaquitos", y su explicación sobre los gabinetes agujereados (glory holes) deja a todos atónitos.
Mientras la temperatura del micro sube, las luces bajan. Es el turno del Rosedal, territorio copado por travestis. "Por favor, no saquen fotos ni se tiren sobre las ventanillas", retoma la palabra Ziggioto, entrando a la zona roja. Ya en la puerta de Amerika, el boliche de Córdoba y Gascón, finaliza el circuito, y hay pasajeros que intercambian teléfonos. Para conocer por dentro algunos lugares.
Antiguos prostíbulos, boliches gay y la zona roja son mostrados por un guía travesti.
Decididas a festejar un cumpleaños "distinto", Marta, Magdalena y Patricia se anotaron en un tour poco convencional: Buenos Aires Erótica. Y terminaron comparando tamaños y texturas de accesorios en un sex shop del microcentro. No son las únicas. Del micro que recorre puntos emblemáticos del sexo urbano bajan 45 personas; la mayoría, mujeres, y ningún extranjero.
Matrimonios, grupos de amigas y señores mayores escuchan las explicaciones didácticas sobre la historia del erotismo porteño. "¿Vamos a hacer algo más, aparte de escuchar?" Una pasajera rompe el clima de estudiantina. Es Ariana Cano, "pseudo locutora, pseudo mujer", que toma el micrófono, acomoda su estola y le cambia el tono "académico" al circuito.
¿Cuál es la diferencia entre un travesti y un transexual? ¿En los lugares swingers es obligatorio ir con pareja? ¿Hay más de una movida gay? Para todos Ariana tiene respuestas. Abunda en referencias personales y palabras crudas. "La idea es que la gente conozca todas las formas de pensar y vivir el sexo, y que no se juzgue a nadie", le dice a Clarín, mientras el micro se detiene en la calle Aroma, frente al Ministerio de Salud.
"En el siglo XIX, para satisfacer la demanda de tanto inmigrante solo, se armó una red de prostitución con chicas polacas y francesas que trabajaban en este estacionamiento", dice Diego Ziggioto, el guía de Ayres Viajes, que organiza el sex tour.
Parada en Florida y Corrientes. Hay que bajar a un subsuelo y entrar en el mundo de los mil y un complementos de un sex shop. "¿Me irá esta tanga?", le pregunta divertida Aída a Mario. "Llevamos 43 años de casados, esto es regalo de nuestros hijos", cuentan. En otra punta, un grupo de mujeres se toma la visita en serio. "Preguntan casi siempre por geles íntimos, saborizados y para pieles sensibles", señala Guillermo, encargado del local.
El recorrido sigue por uno de los primeros boliches gays, Contramano, en Rodríguez Peña y Marcelo T. de Alvear, "un lugar tranqui, para hombres mayores de 40", acota Ariana. La guía bautiza la avenida Santa Fe, entre Callao y Pueyrredón, como "la Avenida del Trabajo, por la cantidad de taxi boys que van y vienen durante la noche".
La excursión sigue. Del clásico Golden (strippers para mujeres) a lugares de touch & go (toco y me voy), como el cine porno de Esmeralda y Lavalle donde se practica el sexo express. Después de cantarle el feliz cumpleaños a Marta, Ariana logra que su platea la escuche en silencio. Su clase sobre el Club de Osos, en Humberto Primo y Entre Ríos, "exclusivo para hombres grandotes con barba candado y bien peludos, ideales para cazadores flaquitos", y su explicación sobre los gabinetes agujereados (glory holes) deja a todos atónitos.
Mientras la temperatura del micro sube, las luces bajan. Es el turno del Rosedal, territorio copado por travestis. "Por favor, no saquen fotos ni se tiren sobre las ventanillas", retoma la palabra Ziggioto, entrando a la zona roja. Ya en la puerta de Amerika, el boliche de Córdoba y Gascón, finaliza el circuito, y hay pasajeros que intercambian teléfonos. Para conocer por dentro algunos lugares.
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