Las buenas practicas
Fuente: pagina12.com.ar
Este año, el Observatorio de Salud, Género y Derechos Humanos ideó y entregó el premio Cecilia Grierson a las experiencias más positivas en centros de salud, en relación con la salud reproductiva. No casualmente, los galardones fueron para iniciativas impulsadas por la voluntad y el compromiso militante de profesionales que no sólo atienden el síntoma sino que supieron habilitar la palabra de quienes acuden a la consulta.
Además del informe “Con todo al aire 2”, del que Las12 dio cuenta la semana pasada, en el que se describían las violencias que suelen padecer las mujeres en los consultorios de Salud Reproductiva, el Observatorio de Salud, Género y Derechos Humanos ideó y entregó este año el Premio Latinoamericano Buenas Prácticas Cecilia Grierson –la primera médica argentina–. El premio no es para cualquiera: la mayoría de las merecedoras son mujeres, mujeres cabezadura, inconformistas, solidarias, comprometidas. Van a compartir las experiencias positivas, fruto de sus esfuerzos personales, dirigidas a mejorar la vida de muchas otras mujeres, de muchas familias, al garantizar el acceso a sus derechos sexuales y reproductivos.
Este Observatorio es una iniciativa conjunta de Insgenar (Instituto de Género, Derecho y Desarrollo) y Cladem Argentina (Comité de América latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer), apoyada por IWHC (Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Integraron el jurado María José Lubertino, por el Inadi, Walter Barbato, médico gineco-obstetra rosarino, Susana Checa, socióloga integrante del CoNDeRS (Consorcio Nacional por los Derechos Reproductivos y Sexuales), Beatriz Morrone, Magíster en Sistemas de Salud y Seguridad Social y licenciada en Enfermería. Entre casi 70 postulaciones de toda Latinoamérica, señalaron los emprendimientos que se detallan a continuación:
AQUI JUJUY
Lo anunciaron con todo: “El premio a las Buenas Prácticas 2009 es para...”. Y los aplausos fueron para el Centro de Atención Primaria de la salud La Viña y Campo Verde perteneciente al Hospital San Roque, Jujuy. ¿Qué se premió? Que luego de 10 años de trabajo lograran involucrar al personal sanitario para que trabaje de manera sensible este gran tema. Que hayan logrado acercar a más personas al programa. Que muchos y muchas adolescentes se hayan vuelto promotores entre sus pares de la escuela y de sus barrios. Que las mujeres de la ONG Juana Azurduy, que también se capacitaron, lo repliquen por la provincia. Que muchas embarazadas y puérperas lleven mejor ese ciclo vital, hayan incorporado la lactancia exclusiva y mejorado algunos hábitos alimentarios; que muchos varones sean su sostén.
Lo hicieron a través de talleres abiertos de educación sexual, derechos sexuales y reproductivos, planificación familiar, psicoprofilaxis obstétrica y prevención del VIH sida oportunamente destinados a adolescentes, parejas embarazadas, enfermeras y enfermeros, docentes, agentes sanitarios, familias. En cada encuentro no sólo se baja información más bien teórica (anatomía, marco legal, métodos anticonceptivos) sino que promueven la reflexión crítica desde la perspectiva de derecho y género.
Sus referentes son Gloria Llorente y Ana María Atencio, que promovieron el encuentro de distintas profesionales. “Dentro del cuidado de la salud en el sistema de atención primaria, la salud sexual y reproductiva estaba en segundo plano y el valor asignado a la mujer residía en su estado de embarazada sin tener en cuenta los otros aspectos que hacen a su salud integral como persona. El equipo de salud, en general, no tenía capacitación frente al tema y el mismo no se incluía en las planificaciones. A esto se suman las características culturales y sociales de la población asistida: bajo nivel de instrucción, necesidades básicas insatisfechas, alto número de familias con mujeres jefas de hogar y un modelo relacional de sumisión y machismo que también impregna las prácticas del sistema de atención de salud”, escribieron en su postulación.
LAS MENCIONES SON PARA...
–Bajo el nombre de fantasía “Mujeres del paraíso”, Rosana Hesselmann y Miriam Soboczinski, las operadoras del Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) Colonia Paraíso compartieron su experiencia. La colonia está a 23 km de El Soberbio y a 350 km de Posadas, Misiones, y la separa de Brasil el río Uruguay. Allí viven 4000 personas, el 75 por ciento no sabe leer ni escribir, el 93 por ciento adhiere a algún credo.
Todo empezó en 2004, a partir de su trabajo en esa salita. Por entonces, el CAPS abría a la mañana y sólo había un agente sanitario que ponía vacunas. Fue cuando se sumó un clínico, que iba una vez por semana, que a las promotoras les tocó recorrer la zona para dar la noticia. En poco tiempo lograron el objetivo: que la gente se apropiara un poco más del CAPS. Tanto que el médico triplicó las horas de atención, Hesselmann y Soboczinski no resistieron la necesidad de dar respuesta al gran tema olvidado.
“¿Cómo se cuidan?”, preguntaron a las mujeres. Así supieron que algunas usaban yuyos caseros, las que podían compraban pastillas, otras remaban hasta Brasil para retirar anticonceptivos gratis. Igual, apenas 20 mujeres dijeron cuidarse, entre 300 consultadas. Es más: muchas confesaron que eran maltratadas por sus parejas, que las culpaban de quedar embarazadas sin desearlo. En las primeras charlas que brindaron siguió precisándose la realidad: “¿Cuántos condones se deben tomar por día?”, “¿Cuántas veces se puede usar el mismo condón?”, querían saber.
Cuatro años después, la cantidad de personas bajo el programa –es decir, que sabe cómo prevenir embarazos e infecciones de transmisión sexual– aumentó en un 1000 por ciento.
El servicio de ginecología del Hospital Provincial Eduardo Castro Rendon, de Neuquén, dirigido por Gabriela Luchetti. Los objetivos fueron claros: “Reflexionar sobre las dimensiones sociales, éticas y legales de las mujeres en situación de aborto y atender a las mujeres en esta situación en forma integral, apropiada y oportuna, mejorando la capacidad técnica y la calidad, así como el trato a las personas”.
Hasta que se implementó el programa, en 2006, el hospital en cuanto a la atención pos aborto tenía un mal diagnóstico. Eso que –o por eso– en Neuquén la primera causa de muerte materna es la complicación pos aborto en condiciones de riesgo.
Desde entonces, el centro de salud pública mejoró los recursos destinados al equipamiento. Se sensibilizó al equipo médico mirando el tema desde distintos frentes, como aborto y política o criminalización de las víctimas... y desde agosto del 2007 en Neuquén no se registran denuncias por aborto. El 77 por ciento de las mujeres que recurren al servicio son intervenidas en las primeras 8 horas. Las neuquinas le confían: la recurrencia al servicio se duplicó. Además, son escuchadas en la consejería y vuelven a casa con algún anticonceptivo. Las mujeres de toda la provincia también se ven beneficiadas: se incidió políticamente hasta conseguir una resolución ministerial sobre la atención en hospitales provinciales del aborto no punible.
El Centro de Salud y Acción Comunitaria 12, dependiente del Hospital Pirovano, en la ciudad de Buenos Aires. Porque implementó un móvil–consejero que recorre escuelas, se instala en los pasillos y patios, entrega folletería y preservativos y atiende las inquietudes de los jóvenes. Procuran, además de alertarlos sobre el ejercicio de sus derechos, contarles cuáles son las instituciones estatales que están a su disposición.
¿El resultado de la recorrida? Aumento de las consultas del centro de salud; las que más consultan son (como siempre) las chicas, y lo hacen por cuestiones de anticonceptivos, anticoncepción de emergencia y/o servicios ginecológicos. Detrás de escena, Carolina Sticotti, Roxana Panessa, Ana María Compan.
Servicio a la Acción Popular (SeAP), ONG cordobesa que desde hace 20 años trabaja con mujeres y jóvenes de sectores “de pobreza estructural y nueva pobreza” y en acciones de incidencia en políticas públicas.
En SeAP reconocen los avances que contribuyen a su causa: el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, la ley de Contracepción Quirúrgica, Anticoncepción de Emergencia, el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, entre otros. “Sin embargo, la situación de las mujeres está lejos de ser resuelta en sus derechos. Su realidad plantea aún fuertes necesidades debido a la ausencia de difusión por parte de los centros de salud del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, la consejería, la falta de periodicidad en la entrega de anticonceptivos, la objeción de conciencia del personal de salud, entre otros problemas”, coinciden María Daniela Ponce de León y María Viviana Di Siena.
Para borrar esos obstáculos usan herramientas de la educación popular y talleres vivenciales. Así, muchas mujeres se convirtieron en promotoras de salud en sus barrios. Juntarse, se sabe, les permite identificarse, problematizar sus realidades, visualizar de forma colectiva las alternativas y relacionar su proceso con la lucha de otras mujeres.
El Programa Permanente de Estudios de la Mujer, experiencia que se desarrolla en la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría, provincia de Buenos Aires. Bajo la órbita del equipo encabezado por Laura Masson y María Evelina Piovacari, el proyecto se llamó “Educación Sexual para Decidir”. Trabajaron sobre 3 ejes: 1) Capacitar a referentes barriales sobre la ley de salud sexual y procreación responsable, 2) capacitar a docentes sobre la Ley de Educación Sexual Integral, y 3) difundir de forma masiva las leyes mencionadas.
Este año, el Observatorio de Salud, Género y Derechos Humanos ideó y entregó el premio Cecilia Grierson a las experiencias más positivas en centros de salud, en relación con la salud reproductiva. No casualmente, los galardones fueron para iniciativas impulsadas por la voluntad y el compromiso militante de profesionales que no sólo atienden el síntoma sino que supieron habilitar la palabra de quienes acuden a la consulta.
Además del informe “Con todo al aire 2”, del que Las12 dio cuenta la semana pasada, en el que se describían las violencias que suelen padecer las mujeres en los consultorios de Salud Reproductiva, el Observatorio de Salud, Género y Derechos Humanos ideó y entregó este año el Premio Latinoamericano Buenas Prácticas Cecilia Grierson –la primera médica argentina–. El premio no es para cualquiera: la mayoría de las merecedoras son mujeres, mujeres cabezadura, inconformistas, solidarias, comprometidas. Van a compartir las experiencias positivas, fruto de sus esfuerzos personales, dirigidas a mejorar la vida de muchas otras mujeres, de muchas familias, al garantizar el acceso a sus derechos sexuales y reproductivos.
Este Observatorio es una iniciativa conjunta de Insgenar (Instituto de Género, Derecho y Desarrollo) y Cladem Argentina (Comité de América latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer), apoyada por IWHC (Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Integraron el jurado María José Lubertino, por el Inadi, Walter Barbato, médico gineco-obstetra rosarino, Susana Checa, socióloga integrante del CoNDeRS (Consorcio Nacional por los Derechos Reproductivos y Sexuales), Beatriz Morrone, Magíster en Sistemas de Salud y Seguridad Social y licenciada en Enfermería. Entre casi 70 postulaciones de toda Latinoamérica, señalaron los emprendimientos que se detallan a continuación:
AQUI JUJUY
Lo anunciaron con todo: “El premio a las Buenas Prácticas 2009 es para...”. Y los aplausos fueron para el Centro de Atención Primaria de la salud La Viña y Campo Verde perteneciente al Hospital San Roque, Jujuy. ¿Qué se premió? Que luego de 10 años de trabajo lograran involucrar al personal sanitario para que trabaje de manera sensible este gran tema. Que hayan logrado acercar a más personas al programa. Que muchos y muchas adolescentes se hayan vuelto promotores entre sus pares de la escuela y de sus barrios. Que las mujeres de la ONG Juana Azurduy, que también se capacitaron, lo repliquen por la provincia. Que muchas embarazadas y puérperas lleven mejor ese ciclo vital, hayan incorporado la lactancia exclusiva y mejorado algunos hábitos alimentarios; que muchos varones sean su sostén.
Lo hicieron a través de talleres abiertos de educación sexual, derechos sexuales y reproductivos, planificación familiar, psicoprofilaxis obstétrica y prevención del VIH sida oportunamente destinados a adolescentes, parejas embarazadas, enfermeras y enfermeros, docentes, agentes sanitarios, familias. En cada encuentro no sólo se baja información más bien teórica (anatomía, marco legal, métodos anticonceptivos) sino que promueven la reflexión crítica desde la perspectiva de derecho y género.
Sus referentes son Gloria Llorente y Ana María Atencio, que promovieron el encuentro de distintas profesionales. “Dentro del cuidado de la salud en el sistema de atención primaria, la salud sexual y reproductiva estaba en segundo plano y el valor asignado a la mujer residía en su estado de embarazada sin tener en cuenta los otros aspectos que hacen a su salud integral como persona. El equipo de salud, en general, no tenía capacitación frente al tema y el mismo no se incluía en las planificaciones. A esto se suman las características culturales y sociales de la población asistida: bajo nivel de instrucción, necesidades básicas insatisfechas, alto número de familias con mujeres jefas de hogar y un modelo relacional de sumisión y machismo que también impregna las prácticas del sistema de atención de salud”, escribieron en su postulación.
LAS MENCIONES SON PARA...
–Bajo el nombre de fantasía “Mujeres del paraíso”, Rosana Hesselmann y Miriam Soboczinski, las operadoras del Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) Colonia Paraíso compartieron su experiencia. La colonia está a 23 km de El Soberbio y a 350 km de Posadas, Misiones, y la separa de Brasil el río Uruguay. Allí viven 4000 personas, el 75 por ciento no sabe leer ni escribir, el 93 por ciento adhiere a algún credo.
Todo empezó en 2004, a partir de su trabajo en esa salita. Por entonces, el CAPS abría a la mañana y sólo había un agente sanitario que ponía vacunas. Fue cuando se sumó un clínico, que iba una vez por semana, que a las promotoras les tocó recorrer la zona para dar la noticia. En poco tiempo lograron el objetivo: que la gente se apropiara un poco más del CAPS. Tanto que el médico triplicó las horas de atención, Hesselmann y Soboczinski no resistieron la necesidad de dar respuesta al gran tema olvidado.
“¿Cómo se cuidan?”, preguntaron a las mujeres. Así supieron que algunas usaban yuyos caseros, las que podían compraban pastillas, otras remaban hasta Brasil para retirar anticonceptivos gratis. Igual, apenas 20 mujeres dijeron cuidarse, entre 300 consultadas. Es más: muchas confesaron que eran maltratadas por sus parejas, que las culpaban de quedar embarazadas sin desearlo. En las primeras charlas que brindaron siguió precisándose la realidad: “¿Cuántos condones se deben tomar por día?”, “¿Cuántas veces se puede usar el mismo condón?”, querían saber.
Cuatro años después, la cantidad de personas bajo el programa –es decir, que sabe cómo prevenir embarazos e infecciones de transmisión sexual– aumentó en un 1000 por ciento.
El servicio de ginecología del Hospital Provincial Eduardo Castro Rendon, de Neuquén, dirigido por Gabriela Luchetti. Los objetivos fueron claros: “Reflexionar sobre las dimensiones sociales, éticas y legales de las mujeres en situación de aborto y atender a las mujeres en esta situación en forma integral, apropiada y oportuna, mejorando la capacidad técnica y la calidad, así como el trato a las personas”.
Hasta que se implementó el programa, en 2006, el hospital en cuanto a la atención pos aborto tenía un mal diagnóstico. Eso que –o por eso– en Neuquén la primera causa de muerte materna es la complicación pos aborto en condiciones de riesgo.
Desde entonces, el centro de salud pública mejoró los recursos destinados al equipamiento. Se sensibilizó al equipo médico mirando el tema desde distintos frentes, como aborto y política o criminalización de las víctimas... y desde agosto del 2007 en Neuquén no se registran denuncias por aborto. El 77 por ciento de las mujeres que recurren al servicio son intervenidas en las primeras 8 horas. Las neuquinas le confían: la recurrencia al servicio se duplicó. Además, son escuchadas en la consejería y vuelven a casa con algún anticonceptivo. Las mujeres de toda la provincia también se ven beneficiadas: se incidió políticamente hasta conseguir una resolución ministerial sobre la atención en hospitales provinciales del aborto no punible.
El Centro de Salud y Acción Comunitaria 12, dependiente del Hospital Pirovano, en la ciudad de Buenos Aires. Porque implementó un móvil–consejero que recorre escuelas, se instala en los pasillos y patios, entrega folletería y preservativos y atiende las inquietudes de los jóvenes. Procuran, además de alertarlos sobre el ejercicio de sus derechos, contarles cuáles son las instituciones estatales que están a su disposición.
¿El resultado de la recorrida? Aumento de las consultas del centro de salud; las que más consultan son (como siempre) las chicas, y lo hacen por cuestiones de anticonceptivos, anticoncepción de emergencia y/o servicios ginecológicos. Detrás de escena, Carolina Sticotti, Roxana Panessa, Ana María Compan.
Servicio a la Acción Popular (SeAP), ONG cordobesa que desde hace 20 años trabaja con mujeres y jóvenes de sectores “de pobreza estructural y nueva pobreza” y en acciones de incidencia en políticas públicas.
En SeAP reconocen los avances que contribuyen a su causa: el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, la ley de Contracepción Quirúrgica, Anticoncepción de Emergencia, el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, entre otros. “Sin embargo, la situación de las mujeres está lejos de ser resuelta en sus derechos. Su realidad plantea aún fuertes necesidades debido a la ausencia de difusión por parte de los centros de salud del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, la consejería, la falta de periodicidad en la entrega de anticonceptivos, la objeción de conciencia del personal de salud, entre otros problemas”, coinciden María Daniela Ponce de León y María Viviana Di Siena.
Para borrar esos obstáculos usan herramientas de la educación popular y talleres vivenciales. Así, muchas mujeres se convirtieron en promotoras de salud en sus barrios. Juntarse, se sabe, les permite identificarse, problematizar sus realidades, visualizar de forma colectiva las alternativas y relacionar su proceso con la lucha de otras mujeres.
El Programa Permanente de Estudios de la Mujer, experiencia que se desarrolla en la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría, provincia de Buenos Aires. Bajo la órbita del equipo encabezado por Laura Masson y María Evelina Piovacari, el proyecto se llamó “Educación Sexual para Decidir”. Trabajaron sobre 3 ejes: 1) Capacitar a referentes barriales sobre la ley de salud sexual y procreación responsable, 2) capacitar a docentes sobre la Ley de Educación Sexual Integral, y 3) difundir de forma masiva las leyes mencionadas.
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